“La procrastinación y los consumidores. El ser que nos hace posponer las cosas”
¿Has sentido que el desánimo no te deja hacer cosas que sabes que debes hacer? ¿Por qué posponemos cosas que debemos hacer en lo inmediato, y luego justificamos?
Nos es algo nuevo en la mayoría de las personas, aun en muchas personas que han logrado el éxito. A esto le llamamos PROCRASTINACION. Este mal que solo lo padecen los humanos, nos limita en nuestro crecimiento y en el desarrollo incluso de los proyectos que intentemos implementar durante nuestra vida.
En las culturas religiosas según su naturaleza, se ha llegado a creer que esto corresponde a ciertas figuras mitológicas o demoniacas que se apoderan de la voluntad de las personas, y les impiden avanzar. En la psicología, la Procrastinación, se define como la acción voluntaria de posponer o retrasar la realización de una tarea o actividad, a pesar de saber que hacerlo tendrá consecuencias negativas, optando por actividades menos importantes o distracciones en su lugar. Este mal, tiene un matiz muy agudo y profundo en la parte consiente de nosotros, y como dicen autores de los que la AI se ha alimentado para dar ciertos tópicos, no se trata simplemente de ser perezoso, sino de una tendencia irracional a aplazar tareas que uno mismo reconoce como importantes y que se deben realizar en un plazo determinado, generando malestar emocional y afectando la eficiencia y bienestar.
En buen dominicano, el dicho “no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”, refleja una manera de entender a qué se refiere le concepto de procrastinar, pues, es un sentimiento que llega a dominar a la persona y que va muy directo a la falta de control emocional o del buen manejo de la inteligencia emocional que es fundamental para poder lograr el desarrollo personal en diversos ámbitos de la vida. Esto tiene que ver directamente con la voluntad, con la perspectiva, la dedicación, la perseverancia, y la voluntad sobre el deseo de no hacer nada.
En un artículo publicado por “Aesthesis Terapia Psicológica” estos establecen que, Procrastinar es postergar, diferir, y se trata de un hábito pernicioso que a medio-largo plazo comporta consecuencias indeseables en distintas esferas de la vida, como la laboral, la de pareja, la de las relaciones sociales o la académica. Retrasarse en una tarea puede ser causa de amonestación en el trabajo, y no afrontar el estudio por disfrutar con los amigos puede originar un fracaso académico, por ejemplo.
Para el ser humano común, el poder sobrellevar o vencer la procrastinación personal, puede representar una tarea muy difícil, puesto que vivimos en un mundo que tiende a hacernos cambiar las cosas esenciales y de mayor importancia, por cosas superfluas, o de menor relevancia, que nos la hacen ver como fundamentales. Por ejemplo, los aspectos d oferta y demanda, la sobrevaloración y necesidad ilusoria que nos crean, en torno a los productos, bienes y servicios que se ofrecen en las redes sociales o en los medios digitales diversos.
El consumidor actual se enfrenta a grandes retos que superar al momento de concentrar su mente, sus emociones, su voluntad, en destinar el tiempo más importante a las cosas importantes, y no cambiar o dejar de hacer lo que inicialmente tiene mayor valor, por sumergirse en el mundo de las compras innecesarias, o inversiones que son producto de la manipulación estratégica del marketing para llevarlos a sentir la necesidad de abandonar, postergar, diferir, o simplemente poner en segundo, tercer o lejano lugar las cosas que tienen y deben tener mayor prioridad en su vida cotidiana.
Para poder vencer o enfrentar este horrible mal, es necesario crear fortaleza emocional, elevar nuestra inteligencia emocional, y mantener en orden nuestra vida, planificando nuestras tareas y proyectos en tiempo, espacio y lugares, de forma tal que, nos concentremos en cumplir con estas, y no cambiar nuestra agenda por situaciones imprevistas o por mera diversidad no planificada ni que sea consecuencia directa de nuestra planificación. La concentración y memoria clara, es fundamental para poder mantener el orden de nuestros asuntos según la planificación que tengamos.
Debemos recordar que gran parte de las situaciones de descontrol emocional, que nos genera falta del desarrollo de la inteligencia emocional es, las mismas agresivas campañas publicitarias de bienes, servicios y productos que nos crean una necesidad insaciable en muchas ocasiones, y nos convierten en compradores impulsivos, que puede generar depresión, ansiedades, y algunos tipos de enfermedades de trastorno del comportamiento o trastornos de personalidad, puesto que, nos hacen perseguir esas cosas como si de ello dependieran nuestras vidas, y cuando no las alcanzamos, muchas veces -y en millones de casos de personas con esta condición- la depresión que genera la insatisfacciones causa un tipo de desagrado personal e interno que provoca que lleguemos a la procrastinación.
Como consumidores debemos luchar por evitar los impulsos, por no dejar que el sistema comercial actual nos convierta en compradores impulsivos, y que cualquier tipo de necesidad que lleguemos a sentir por obtener un bien, servicio o producto, no nos haga variar la planificación y organización que tengamos respecto a las cosas que verdaderamente son importantes, y esto es definiendo que tiene mayor valor, y una manera sencilla de hacerlo es, definiendo que nos da bienestar, que nos da paz. En tal sentido, evitemos a cualquier costo procrastinar, y si llegáramos a darnos cuenta de que hemos llegado a padecerlo o que estamos padeciendo esta condición, busquemos la ayuda profesional necesaria para vencerla.
Autor:
Lic. Carlos De La Cruz Divanna
Encargado Depto. Educación
al Consumidor y Usuario Pro Consumidor