Los consumidores y el control de precios en la República Dominicana
Por Carlos De La Cruz Divanna y Catalina Alcántara Vicente
Departamento Educación al Consumidor
Oferta y demanda, dos conceptos que se han popularizado desde que vemos la amplitud de los mercados internacionales desde el ámbito mundial de la globalización, en los cuales los mercados capitalistas inciden en gran manera hasta en la forma de pensar de los consumidores, de manera, que los grandes vendedores con la Big Data, prácticamente empezaron a poner en el mercado hasta los pensamientos propios de los consumidores a la venta, con el objetivo de incidir en ellos sea positiva o negativamente, según lo que se quiera proyectar. El ser humano ha convertido su vida en una constante y evolutiva búsqueda de productos y servicios para poder saciar sus ambiciones, y sentido de bienestar, así como, los deseos que viven en constante evolución, y que son influenciados por el marketing social. Vivimos en la era de las transformaciones, y de las nuevas inventivas, por tanto, habrá siempre nuevas ofertas en los mercados de bienes y servicios.
En nuestro país -la República Dominicana- en las últimas décadas la amplitud de multinacionales y grandes empresas han incrementado la comercialización, y con ellos se han ido creando legislaciones en virtud de acuerdos y tratados internacionales que buscan crear mayores facilidades y protección para los consumidores en su búsqueda de bienestar o de sus necesidades, de forma tal, que puedan tener acceso a productos y servicios de mayor calidad y mejores precios. Pero el tema de los precios ha sido uno de los principales problemas en los últimos años, ya que, junto con esas legislaciones y acuerdos internacionales, ha habido una apertura al libre mercado y la libertad de empresa, lo que genera que haya una constante variación de precios en los distintos establecimientos comerciales, ya sea dirigidos al consumidor final, como a los consumidores en general en toda la cadena de comercialización. Para muchos consumidores no es comprensible que el estado no regule los precios, o sea, que no ponga límites a los precios en que se comercializan los diferentes tipos de productos y servicios que consumen día a día según su naturaleza los consumidores en la República Dominicana.
Anteriormente en el país existía la Ley no. 13 sobre control de precios de artículos de primera necesidad del 27 de abril de 1963, la cual crea la Dirección General de Control de Precios, la misma bajo la dependencia de lo que antes era una secretaria, y que hoy es el Ministerio de Industria y Comercio, en el artículo 3, esta ley fijaba control a los productos de primera necesidad, y establecía en su artículo 2, lo siguiente: “Dicha Dirección General tendrá a su cargo, en lo adelante la adopción de disposiciones que fijan el precio máximo a que podrían ser vendidos, tanto por los productores como por los mayoristas y detallistas, los artículos de primera necesidad, así como los precios máximos a pagar por concepto de remuneración de servicios que, por su naturaleza, pueden ser considerados también como de primera necesidad. Ejercerá, además la inspección y control de las existencias comerciales, así como respecto de los pesos, pesas y medidas que se utilicen en el comercio cuando lo estime conveniente”. Consecuentemente, en el artículo 3, la ley 13 y sus modificaciones pasaban a recoger la clasificación de los artículos de primera necesidad que se comercializaban en la República Dominicana, y que eran controlados los precios de los mismos por la Dirección General de Control de Precios.
Entre los productos clasificados de primera necesidad que mencionaba esta ley, figuraban según su clasificación, los siguientes: a) El arroz, los aceites y grasas comestibles, el azúcar, el ajo, el arenque, el bacalao, la carne, el café, el chocolate, el carbón, los cereales, la cebolla, los dulces populares (pasta de guayaba, crema de leche y otros similares), los detergentes, frutas en general (es decir, todos los productos del agro, al natural o procesados, nacionales o extranjeros, dedicados a la alimentación), pastas alimenticias nacionales o extranjera, las galletas, los huevos, las habichuelas, el jabón de lavar y de tocador, la leche, la mantequilla, el pan, la papa, el pescado, el plátano, el queso, la sal, las sopas en latas o en sobres, los tubérculos o legumbres. También se reputarán artículos de primera necesidad, las pastas y cepillos para la limpieza bucal, así como también el mobiliario del hogar, las ollas, los calderos, cazuelas, platos, vasos, cuchillos, cucharas, tenedores, escobas y otros artículos de limpieza, el gas propano, el gas corriente (kerosene) y otros combustibles similares para cocinar y alumbrar; b) Los productos farmacéuticos nacionales o extranjeros necesarios para la conservación y restablecimiento de la salud; c) Los efectos del vestuario en general que no sean de carácter suntuario; los artículos y materiales utilizados en su elaboración; así como también la ropa de cama, toallas, mantas, mosquiteros; d) Los libros de texto y útiles escolares así como también los libros de cultura en general, diccionarios de carácter científico, aunque no sean declarados de textos, pero que desarrollan las artes y ciencias.
Luego, esta ley fue modificada por la Ley No. 521, de fecha 3 de diciembre de 1969, la cual amplió el Art. 3, y estableció parámetros más amplios para el control de precios de los artículos y servicios mencionados en la misma, los cuales una vez aprobados eran de carácter obligatorio. Entre las medidas que se tomaban para garantizar que se cumpliera con los precios que asignaba a los productos, estaba la publicación en periódicos de circulación nacional, y se les daba copias a los comerciantes que se distribuían en todo el país. ¡Esto cambio! La República Dominicana en el año 2004, firmó los acuerdos de libre comercio o libre mercado sustentado en el tratado internacional DR-CAFTA (Dominican Republic-Central America Free Trade Agreement, en inglés), o TLC (Tratado de Libre Comercio entre República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos de América, en español.
La aprobación, dicho así para el público común, de estos acuerdos internacionales y otros de libre comercio con otras naciones, genero un cambio estructural en el organigrama jurídico nacional relativo al comercio, al grado que la misma Constitución de la república, consagró como un derecho económico y social, la libertad de empresa, cuando establece en su artículo 50 que, el estado reconoce y garantiza la libertad de empresa, comercio e industria, de igual manera, el libre ejercicio de la actividad económica de su preferencia, impulsando la competitividad comercial en el marco del desarrollo económico. Se derogó la Ley 13 y sus modificaciones, eliminando el control de precios en el país. En palabras llanas, en la República Dominicana existe la libertad de que los comerciantes establezcan los precios en que venderán los productos o servicios que ofrezcan a los consumidores. Se creó mediante la Ley 358-05 el Instituto Nacional de Protección de los Derechos de los Consumidores (Pro Consumidor).
Este instituto por mandato legal, procura dar respuestas a los reclamos de los consumidores, vigilar el mercado de comercio que venden directamente a los consumidores finales, así como todo lo relativo al derecho de consumo que involucra la protección a la vida, la salud y seguridad física en el consumo o uso de bienes y servicios, así como la protección de los derechos económicos en lo relativo al consumo de los consumidores finales, bajo los estándares de calidad y garantías. Es por esto que, desde el Pro Consumidor por directrices directas del Director Ejecutivo el Dr. Eddy Alcántara Castillo, se ha iniciado una campaña sistematiza de educación y concientización, con el objetivo de impulsar a los consumidores a comprar en los comercios donde los artículos, productos y servicios se oferten con mejor calidad y mejores precios, haciendo estudios de comparación de mercado, así como dando a conocer los comercios donde se encuentren los artículos más baratos en los precios y que garanticen los niveles de calidad necesarios en favor de los consumidores.
Es un hecho claro que, los precios dirigidos a los consumidores ha tenido variaciones muy altas en los últimos años, con efectos debido a la pandemia del Covid-19 que afectó al mundo, y que aún sigue teniendo estragos en muchos países, haciendo que los comercios internacionales cerraran, y que el valor de los fletes en los casos de países como el nuestro, se elevaran en más de un 600%, lo que generó alzas consideradas en los productos, materia prima y demás artículos que son importados al país de otras naciones.
Otro factor ha sido la guerra de Ucrania y Rusia, la cual ha elevado los precios de los granos de consumo masivo en el mundo, como el maíz, la soya, el trigo, así como los fertilizantes, el alza de los materiales de construcción que son importados, etc. Otros factores exógenos, como la fluctuación de los precios del petróleo, la quiebra de bancos en socios comerciales en los Estados Unidos, han provocado un alza inflacionaria en el mundo, el cual ha sido un dolor de cabeza para los estados en el mundo, que han tenido que buscar mecanismos para contrarrestar las mismas y los efectos directos en los precios que llegan a los consumidores finales.
En la República Dominicana se lograron acuerdos con las asociaciones y federaciones de comercios, las asociaciones de detallistas, con las grandes cadenas de supermercados por igual, entre otros, con el objetivo de mantener la estabilidad en la venta de los productos de la canasta básica alimenticia estableciendo parámetros estables en los márgenes de ganancias, para que rondarán entre un 12% y un 20% aproximadamente, según el tipo de producto o servicio, así como la promoción de ofertas continuas que lleguen directamente al consumidor final. Sobre todo, se ha logrado mantener el abastecimiento de los productos de la canasta básica en el país.
En el caso de algunos productos se debe tomar en consideración los cambios de precios por estacionalidad, los cuales se toman en consideración ciertos parámetros debido a los cambios en las condiciones del tiempo o clima, a los ciclos de las cosechas, a aumentos de la demanda en determinados meses debido a festividades, entre otros factores e indicadores que pueden causar aumento en los precios o bien su reducción, todo según un marco de relatividad o variabilidad, que debe ser conocida por los consumidores, a los fines de que puedan tomar en criterios al momento de realizar un consumo adecuado a los aspectos de economía personal o colectiva. Algunos aspectos pueden ser tomados en cuenta por los consumidores, tales como, aprovechar los cambios que se generan por la aparición de nuevos artículos que pueden sustituir otros que hayan aumentado de precios por efectos de los cambios estacionales, o por efecto de un lugar en diferencia a otro. Se debe tomar en consideración los artículos y productos que pueden ser comprados o adquiridos en mayores cantidades debido al alto consumo, los cuales pueden generar ofertas según la cantidad consumida, en relación a la comparación cuando se compra al detalle, claro, esto según el nivel adquisitivo.
En fin, el estado dominicano, encabezado por el actual gobierno de la nación a cargo del presidente Luis Rodolfo Abinader Corona, ha venido dando respuestas a cada una de las necesidades en materia seguridad alimenticia, y no obstante, en la República Dominicana no existe el control de precios, el gobierno dominicano, ha mantenido la mayor estabilidad en los precios en toda la región de países similares al nuestro, y en Latinoamérica y El Caribe en general, así como también, ha logrado tener la canasta básica alimenticia más barata.
Se siguen incrementando los programas de subsidios, ayudas sociales, vigilancia del mercado, y de concientización, para lograr mantener informada a la población de donde adquirir los productos con mejores precios y con más calidad. Se ha logrado evitar la especulación y el acaparamiento, gracias a las políticas efectivas que lleva el gobierno de agilización en el sostenimiento y mantenimiento de abundancia de productos. Y, sobre todo, el gobierno ha logrado acuerdos importantes con los sectores productivos de la nación y el sector empresarial, que han permitido alzas salariales consideradas, no obstante, la profunda inflación mundial y crisis que incide en el sistema económico nacional.
Los empleos perdidos se recuperaron, y se crearon más de un millón de nuevos empleos entre formales e informales, lo que ha generado que la economía se mantenga dinamizada, de igual forma, se el sistema monetario ha inyectado miles de millones de pesos al comercio, y, a la población en general a través de programas de préstamos y subsidios, para que, el flujo de capitales mantenga el crecimiento económico que lleva la nación, ayudando así a lograr estabilidad en los hogares dominicanos.